jueves, 17 de abril de 2008

WWW. USUARIO, CIBERNAUTA O CIUDADANO VIRTUAL.COM

RESUMEN

El presente Ensayo no tiene otra ambición sino la de dar una mirada en como las NTIC nos han impactado generando cambios sociales, desde las nuevas formas de producción y de distribución, hasta nuevas maneras de relacionarse, nuevos hábitos y modos de vida. De como nos imaginamos dentro de esta nueva Sociedad de la Información, y de la reflexión que como usuarios del ciberespacio debemos tener ante el requerimiento de las competencias de subjetividad y la necesidad de disminuir la brecha digital, para poder construir cultura desde el nuevo mundo social que constituye el ciberespacio, el cual será en un futuro cercano la "Sociedad Real".

ABSTRAC

The present Test does not have another ambition but the one to give a glance in how the NTIC have shocked us generating social changes from the new forms of production and distribution to the new ways to be related, new habits and ways of life. Of how imagining us inside this new Society of the Information, and of  reflection that we as cyberspace users must have, at front of the requirement of the subjectivity competitions and the need to diminish the digital breach, to be able to construct culture from this new social world that constitutes the cyberspace, witch will be in a close future the "Real Society"

En el mundo de las Nuevas Tecnologías de Información y la Comunicación (NTIC), se busca difundir e intercambiar ideas, información, amistad, negocios y un sinfín de aspectos sociales, y pudiendo esta ser la forma que el conocimiento y su progreso durante el presente siglo, fluyan por el ciberespacio. Este ciberespacio expresado como un mundo físico y un mundo digital, que se confunden hasta el punto que los individuos (usuarios y cibernautas) perciben experiencias generadas por la computadora como reales, y existencias digitales sensibles que afectan al mundo físico.

La naturaleza no física de la información, permite al situarla en el ciberespacio, colocarla a disposición instantánea y global de todos los usuarios de ese este. El ciberespacio, o más bien Internet, es ciertamente el Nuevo Mundo. Su ocupación apenas ha comenzado y avanza aceleradamente, pues ya tiene dimensiones gigantescas.

El "mundo" web de la Internet es el milagro tecnológico de las grandes multitudes sociales del último siglo, incluso más exagerado que cualquier acontecimiento que la memoria histórica tenga impresa.

La revolución digital no sólo afecta la forma de ocupar las horas de ocio, las formas de comprar y vender a través del comercio electrónico, sino también la forma en que se desarrolla el trabajo, sus contenidos, condiciones y configuración. Pero los nuevos conocimientos necesitan ser re-apropiados por las sociedades, para cambiar un destino incierto y turbulento que se nos aproxima, en la cual ciudadanos deberán ser parte de este mundo cibernético, o no formarán parte de esta estructura social que recién comienza.

Es necesario por cierto, que estas nuevas tecnologías sean accesibles para todos, ¿Cómo lograremos quebrar la brecha social en esta nueva Sociedad Virtual?, no bastan solo las declaraciones. Vemos que en general en América Latina el acceso a las NTIC es muy desigual socialmente, manteniendo claramente la diferencia entre ser pobre o rico. En el caso de Chile, las políticas sociales han buscado potenciar el Desarrollo Humano, pero nos hemos caracterizado por tener un desarrollo acelerado de la producción y la gestión según la lógica de los mercados, lo que ha impactado fuertemente en la subjetividad de las personas y la acción colectiva de la sociedad, llevándonos a una pérdida de la capacidad de conducir el proceso de tal radical cambio.

Es aquí donde las NTIC cobran una importancia que quizás hemos sobre dimensionado, éstas no tienen capacidad transformarse por sí mismas; son las organizaciones con capacidad transformadora, quienes las pueden aprovechar de manera sobresaliente o no. Ese nuevo contexto, que no desplaza a los anteriores pero tiende a crecer, está contribuyendo a transformar la cultura, educación, negocios y entretenimiento. La diversidad de opciones que la Sociedad de la Información involucra, conduce a que a menudo se la idealice, con tanta exacerbación que se olvida que una enorme parte de la población continúa marginada de ella.

¿Cómo asegurar a todos el acceso a esta nueva sociedad donde su moneda de cambio es la "Información"?, disminuyendo la brecha digital sería la respuesta lógica, pero la brecha no solo hace referencia al acceso a un equipo y conexión a esta red o a jerarquías sociales en que se reconocen los usuarios, sino sobre todo a las características subjetivas de ellos. Es así como, la mitad de la población chilena se siente dentro de este nuevo mundo y la otra mitad excluidos. Existen desigualdades socioeconómicas, de género, por edad o por ocupación; es decir, no existe una brecha digital sino una variedad de brechas cuyo comportamiento ha variado en los últimos años.

Como lograremos formar parte de este nueva visión de sociedad, que nos lleva más allá de los equipos, y es que lo nuevo crea recelos, miedos, inseguridades, hace necesario detenerse a pensar en las nuevas formas de contactarse, de estar en el mundo, posibilitados por las nuevas tecnologías de la comunicación, que están cambiando las formas y los contenidos de las funciones básicas del andamiaje social. Destinataria de las nuevas imaginaciones globales, escenario de encuentros y divergencias, inspiración de voracidades financieras y ambiciones políticas, la Sociedad de la Información forma, sin duda, el espacio virtual contemporáneo para edificar juntos el futuro o resignarnos como sociedad a que otros lo construyan y ser pasajeros pasivos, que sean otros los que decidan nuestro futuro...

La sociedad de la Información es caracterizada por la abundancia de antecedentes, la inmediatez con que se transmiten, la capacidad para aprenderlos casi desde cualquier sitio y la posibilidad para que cada quien coloque allí sus propios contenidos. Ésta tiene como columna vertebral a la Internet, en la cual confluyen los medios de comunicación convencionales y, en el futuro inmediato, habrá otros espacios y mecanismos con la red de redes, que nos llevara por el flujo virtual.

El sobresalto que produce el sentirse fuera o dentro del mundo de la NTIC, en especial en el de Internet, es lo que en la realidad significa ser o no ciudadano, en este mundo virtual donde el ciberespacio es nuestro entorno, fronteras y territorios, el aquí y el ahora pierden sentido de tiempo y espacio.

Es conveniente reconocer que las personas deben desarrollar tres capacidades subjetivas esenciales, la Individualización, Poder Subjetivo y Reflexividad. Entendiendo por Poder Subjetivo el instalar las capacidades precisas para realizar los proyectos propios; Reflexividad, como la capacidad de advertir y maniobrar en el mundo virtual y real, así administrando eficazmente la información, y finalmente la Individualización, como capacidad para plantear su propia vida adoptándola con libertad en relación con los valores ancestrales.

Las personas que sí disponen de las capacidades subjetivas demandadas para fortalecer el uso de la NTIC, se valdrán de ellas para acrecentarlas, pero aquellas que no tienen capacidades, el impacto de las NTIC, actuará de manera negativa sin proyección, vale decir, los desafíos que esta vida tan compleja y perturbadora les demanda y para los que no se encontrarán preparados, les impedirá comprender e integrarse al ciberespacio que es la sociedad virtual en sí.

El ciberespacio como Espacio Social, el cual es producto del flujo de información creado entre diferentes Usuarios (Ciudadanos Virtuales), permite establecer que no tiene un único dueño, no es el trabajo de una sola persona, es de todos quiénes viajamos por él, de ahí la importancia que se le atribuye a la tecnología, se traslade a los usos que se hacen de ésta y a cómo las personas la incorporan a su vida cotidiana. Las NTIC mediadas por el computador, están produciendo importantes cambios en nuestras sociedades, no es sólo producto de la tecnología, sino, del uso que se está haciendo de ella, porque en definitiva, el ciberespacio es un lugar en el que se interactúa. Aquí las diferencias sociales se esfuman, nadie sabe si eres rico o pobre, si eres hombre o mujer, si eres blanco o negro, en la Red solo eres otro ciudadano virtual que es partícipe de ella. Una de las características más substanciales del ciberespacio, es su falta de médula, reflejando así su ausencia de superioridades favorecidas desde donde emite toda la información. Esto debido a su inmensa extensión estructural, la cual no es homologable a la enorme jerarquización vertical de nuestra sociedad no virtual.

Es por esto importante generar las opciones para que todos puedan utilizar las riquezas de una red tecnológica, ya que en su pluralidad y en su complejidad todos nos veremos favorecidos. En cambio, una red jerarquizada y donde algunos actores intenten monopolizar el acceso a la posibilidad de emitir y de crear, es una red pobre la que está destinada al fracaso. El ciberespacio es el resultado de una red compleja, pero ciertamente no es una tecnología, es sociedad, es decir sólo existe en la medida que esta significativa socialmente, es decir en tanto los ciudadanos virtuales, usuarios, cibernautas o como queramos llamarlos, estén presentes esta existirá.

La comunicación es un proceso en constante movimiento, que ofrece una amplia gama de posibilidades, y que por lo tanto, no se puede limitar a una sola expresión. Se debería entender la comunicación, según las ideas propuestas por Jean Lyotard -como los actos que permiten a las personas relacionarse socialmente y la vinculación de unos con otros- Así llevando implícita la idea de actos comunicativos permanentes, que se manifiestan en todos los hechos cotidianos, con mayor o menor zonas de contacto, creando y creciendo a través del diálogo y la discusión; esto hace del ciberespacio un canal no solo comunicacional, sino cultural que tiene una característica bipolar. Por un lado podemos libremente publicar nuestras ideas y al mismo tiempo lanzar virus computacionales que destruyan las mismas, eso releva la reflexividad como una característica que es necesaria que posean los ciudadanos virtuales.

El avance e incidencia de las NTIC en la cultura actual, principalmente en las que vinculan a la Información y comunicación, favorece y, a la vez, hace obligatoria una acción desde el campo de la educación, que induzca un ajuste en las formas de preparar no solo para insertarse en la sociedad no virtual, sino especialmente en la sociedad virtual.

La realidad virtual y los sistemas de redes son herramientas que permiten manejar la información y, hoy en día, están al alcance de la cultura humana. El sistema educativo juega un rol importante en el manejo de nuevas informaciones, para que todas las personas puedan incorporar en su vida.

Es a la Internet lo que los demás medios comunicacionales le han atribuido las cualidades más negativas, sabemos que las noticias que venden son las malas noticias y estas generan nuevas noticias. Siempre es más fácil e interesante creer que la Internet está llena de terrorismo, de pornografía... Decir que es un agente de enajenación de la realidad resulta más atractivo que pensar que Internet es la prolongación de la vida. Si somos sociables, seremos más sociables; si no lo somos, Internet le auxiliará un poco, pero no de tal modo que lo cambie totalmente. Los medios de comunicación son innegablemente la voz de lo que piensa la sociedad; la pregunta, es: ¿Por qué la sociedad piensa eso?. El miedo a lo nuevo, lo que no controlamos, no depende solo de nosotros…Internet es sinónimo de autonomía y libertad, nadie la controla y eso produce un cierto temor.

Ser un ciudadano virtual, asumiendo que la brecha de acceso se superó, que la brecha de equipo también, que se sabe "navegar", el problema se traspasa a tener claridad en qué buscar, a donde ir, que quiero encontrar, qué hacer cuando lo encuentro. Interrogantes que pueden ser aclaradas por la educación, a través de la generación de competencias que nos permita ser expertos navegantes en el ciberespacio.

Sin embargo, aún inventando los mejores programas de Inclusión Digital, el esfuerzo para modificar tradiciones y costumbres, modos de relacionarnos socialmente , de producir, de comercializar, algunas personas siguen con un pie en el "Mundo Antiguo", viendo como lo "Nuevo" se convierte en un apéndice que le produce más de alguna incomodidad, todo este nuevo tipo de sociedad. Son inmigrantes en un país donde sólo conocen su lenguaje, pero no su cultura. La solución sería que los niños que nazcan vengan con el chip de la Informática incorporado, manejándose en Internet sin que nadie les haya enseñado.

En el Ciberespacio, el proceso de transmisión de conocimientos no posee ningún tipo de esquema determinado, lo que proporciona un mayor enriquecimiento Cultural; el que si comparamos diferentes visones y grados de conocimiento, las probabilidades de que se pierda la totalidad o parte de él es remota. Lo que se explicaría por el intercambio transgeneracional, que con excepción de problemas, es un aporte, un valor agregado que enriquece el intercambio de información que nos ofrece el
Ciberespacio, sin fronteras, sociales, políticas o de género.

El ciberespacio es pues, un sistema de sistemas, un medio de conexión de cosas y personas; una convergencia de productos humanos (materiales y espirituales); un vasto territorio donde concurren máquinas, individuos y grupos sociales, y donde se almacenan, intercambian y confluyen ideas, obras, datos, libros, periódicos, cartas, imágenes, programas de ordenador, vídeos y música en cualquier tiempo y lugar; un foro de encuentro para el intercambio personal, íntimo, público, masivo y comercial; y un nuevo espacio para la interacción humana (finanzas, comercio, educación, investigación, asociaciones y ONGs, empresas, comunidades globales o locales, etc.) . En suma, un mundo paralelo al mundo real, una imagen especular al otro lado de las pantallas o una nueva dimensión de éste, que se constituye como el reino de la comunicación, la información, el entretenimiento y el ocio, el comercio, el arte, la cultura, la educación, la investigación, la cooperación, la competencia, etc.

La sociedad real y la virtual comparten algunas características comunes pero también grandes diferencias. Por una parte, prácticamente todas las contradicciones sociales de la sociedad real se encuentran también en la sociedad virtual, pero la forma en que éstas se despliegan adquiere en algunos casos matices propios y en ciertas oportunidades adopta una lógica abiertamente contradictoria con la del mundo social real.

El ciberespacio se mueve entre dos ejes: tiempo real versus tiempo virtual y crea consumidores virtuales y ciudadanos virtuales; nos brinda un entrada desigual, desde un ámbito individual a uno colectivo; desde las distintas realidades geográficas de vida: el campo, las ciudades – áreas urbano, urbano-marginales y marginales; ofertas educativos, servicios asistenciales; desarrollo científico-tecnológico.

La red si bien entrega oportunidades, también alberga diferencias y conviven entre polos opuestos, se perfilan y transforman continuamente los ciudadanos virtuales; se constituyen, nacen, mueren y vuelven a nacer comunidades virtuales, transformando siempre el espíritu de las personas que llegan a la red para luego acceder a formar parte de la sociedad virtual con numerosas redes, desde sus perfiles individuales, lugares de procedencia, edades, género de pertenencia.

Como ciudadanos virtuales, tenemos derechos y obligaciones reales, tan reales como la sociedad en la que vivimos, donde la frontera socio-moral no existe, es por ello que no debemos dejar observar las interrelaciones entre ética y tecnología, que lamentablemente en la Sociedad Real muchas veces no la consideramos.

"Quien reparte su vida entre dos países –y, por tanto, también entre dos lenguas, dos costumbres alimentarias, dos paisajes políticos y espirituales- no lo tiene fácil. De hecho, lleva dos vidas paralelas en las que, además, él o ella tienen que estar siempre transformándose un poco en otra persona."
(Cees Nooteboom)

Bibliografía